Como parte del alivio de la pandemia, el gobierno ofreció asistencia a los empleados que ahora no podían empezar a trabajar. De este modo, los empresarios podrán recurrir a una de las dos opciones para sus empleados.
Los empleados que se queden en casa como parte de sus estudios cobrarán al menos el 80% de su salario medio por el tiempo que pasen en casa. El importe máximo de la contribución estatal por trabajador será de 1 100 euros. Si las empresas pagan a sus empleados menos del 80% del salario medio, la contribución máxima del Estado será de 880 euros.
Se supone que el trabajo con el tipo de cambio tendrá sentido si la crisis es temporal y la producción se recupera. Los empleados volverán a trabajar y el Estado no perderá puestos de trabajo. O el régimen de trabajo se reducirá y la empresa habrá conseguido evitar el declive de sus competencias.
La ventaja para el empresario es que no tiene que despedir a los empleados cualificados y puede contar con ellos inmediatamente después del inicio de la producción. Para el Estado, la principal ventaja es que no habrá pérdidas de puestos de trabajo y, por tanto, la gente no se encontrará en la oficina de empleo, con la perspectiva de que en esta configuración la gente se reincorpore al ciclo laboral más rápidamente. Los trabajadores tendrán asegurada al menos una parte de sus ingresos.
No sólo las empresas, sino también los empresarios individuales pueden solicitar ayudas para los empleados. Si sólo se emplean a sí mismos, tienen derecho a una ayuda, y ésta se basa en la disminución de sus ventas.