Trasladar a un anciano de la cama a la silla, de la silla de ruedas al inodoro o a otra posición puede parecer sencillo. Pero sin la técnica adecuada, tanto el cuidador como el paciente pueden lesionarse. Moverse con seguridad evita caídas, lesiones de espalda y estrés innecesario. También genera confianza entre el anciano y el cuidador. He aquí lo más importante que debes saber al respecto.
Planifica antes de mudarte
Nunca te precipites en la mudanza. Tómate siempre un momento para planificar. Comprueba tu entorno. ¿Está seco el suelo? ¿Hay espacio suficiente? ¿Hay cerca ayudas para la movilidad, como andadores o una silla de ruedas? Comunícate con la persona mayor. Dile lo que estás haciendo. Aunque no pueda responder, tus palabras pueden tranquilizarle.
Utiliza tu cuerpo de forma correcta
Utiliza las piernas para levantarte, no la espalda. Mantén la espalda recta y dobla las rodillas. Acércate a la persona mayor para evitar estirarte o inclinarte. Mantén los pies separados a la anchura de los hombros para mantener el equilibrio. Al levantar o ayudar, contrae los músculos abdominales para proteger la columna vertebral.
Trabajar en función de las capacidades de los mayores
Anima a tu mayor a que te ayude durante la mudanza. Incluso los pequeños movimientos marcan la diferencia. Pídele que empuje con las manos o los pies si puede. Esto le dará cierto control y reducirá tu carga. También aumenta su confianza e independencia.
Utiliza herramientas si es necesario
No confíes sólo en tu fuerza. Utiliza ayudas para la transferencia, como alfombrillas deslizantes o tablas de transferencia. Estas ayudas son fáciles de encontrar y pueden reducir el riesgo de lesiones. Si la persona mayor utiliza una silla de ruedas, bloquea las ruedas antes de moverla. Si es posible, ajusta la altura de camas y sillas para reducir la necesidad de levantarlas.
Mantén la calma y la concentración
Pueden ocurrir cosas inesperadas. Una persona mayor puede perder el equilibrio u olvidar lo que está ocurriendo. Si mantienes la calma, responderás mejor. Muévete siempre despacio y da indicaciones claras. Observa si hay signos de dolor o miedo y ajusta tu enfoque si es necesario.
Pide ayuda cuando la necesites
Algunas transferencias no son seguras para realizarlas solo. Si la persona pesa mucho o tiene movilidad limitada, pide ayuda. El trabajo en equipo evita lesiones y mantiene a salvo a la persona mayor. No hay que avergonzarse por necesitar ayuda: la seguridad es siempre lo primero.
Los traslados seguros de pacientes os protegen tanto a ti como a la persona mayor a tu cuidado. Unos minutos de planificación y el uso de las técnicas adecuadas ayudan mucho. Muestra respeto, mantente alerta y da siempre prioridad a la seguridad.
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