A medida que la gente envejece, su cuerpo cambia. Esto les hace más susceptibles a ciertos problemas de salud. La deshidratación y la desnutrición son dos problemas graves que pueden afectar a los mayores. Es importante que los familiares y cuidadores conozcan sus síntomas. Un reconocimiento precoz puede evitar complicaciones de salud más graves.

Comprender la deshidratación

La deshidratación se produce cuando una persona pierde más líquido del que ingiere. Los ancianos corren mayor riesgo. Su sensación de sed suele desaparecer con la edad. Algunos medicamentos también pueden aumentar la pérdida de líquidos. Es clave darse cuenta de los síntomas, porque una persona mayor puede no sentir sed aunque su cuerpo necesite agua.

Los síntomas habituales de la deshidratación son sequedad de boca, labios y lengua. Puedes notar que la persona orina con menos frecuencia y que, cuando lo hace, la orina es de color amarillo oscuro y tiene un olor fuerte. La fatiga y los mareos también son síntomas frecuentes. En los casos más graves, la deshidratación puede provocar confusión, taquicardia y tensión arterial baja, lo que aumenta el riesgo de caídas. Una forma fácil de comprobar si hay deshidratación es apretar suavemente la piel del dorso de la mano; si no vuelve a la normalidad enseguida, puede ser un signo de pérdida de líquidos.

Reconocimiento de la desnutrición

La desnutrición se produce cuando el cuerpo no obtiene suficientes nutrientes de los alimentos. Esto puede ocurrir por no comer lo suficiente o por comer alimentos que no tienen las vitaminas y minerales necesarios. En los ancianos, los problemas dentales, la dificultad para tragar o la disminución del sentido del gusto y del olfato pueden dificultar o hacer desagradable la ingesta de alimentos. Los factores sociales, como comer solo, también pueden reducir el apetito.

Busca signos como una pérdida de peso imprevista. La ropa o las joyas pueden aflojarse. La persona puede parecer inusualmente cansada, débil o tener frío a menudo. Otros indicadores son heridas que cicatrizan lentamente, enfermedades frecuentes y cabello y uñas quebradizos. Los cambios de comportamiento también pueden indicar desnutrición. Un anciano puede perder interés por la comida, sentirse deprimido o volverse más irritable y confuso. Es un error pensar que la pérdida de peso es una parte normal del envejecimiento.

Cómo ayudar

La prevención de estas afecciones es la clave para mantener la salud. Fomenta la ingesta regular de líquidos a lo largo del día. Lo mejor es el agua, pero la leche, las sopas y los zumos de fruta también pueden ayudar. Ofrece alimentos con alto contenido en agua, como pepinos, sandía y naranjas. Para combatir la desnutrición, dale alimentos ricos en nutrientes. Céntrate en alimentos ricos en proteínas, vitaminas y calorías que sean fáciles de masticar y tragar. Las comidas más pequeñas y frecuentes pueden resultar más apetecibles que tres comidas copiosas. Hacer de las comidas un acontecimiento social agradable también puede estimular el apetito.

Tu salud y la de tus seres queridos son importantes. Reconocer los primeros signos de deshidratación y desnutrición en los ancianos puede suponer una gran diferencia. Tomar sencillas medidas preventivas garantizará que se mantengan sanos y fuertes.

En Atena, comprendemos los retos asociados al cuidado de los seres queridos que envejecen. Nos comprometemos a proporcionar cuidadores cualificados y compasivos que puedan ayudar a controlar la nutrición, la hidratación y el bienestar general. Ponte en contacto con nosotros para encontrar el apoyo que tu familia necesita.